El libro se enmarca en la tendencia hacia el rescate de las enseñanzas de la doctrina de la Ilustración, a partir de su principal representante en materia penal:
Cesare Beccaria. Su obra, De los delitos y de las penas, es un clásico, lo cual justifica su estudio; sin embargo, como fue escrita en 1764, su lectura no es fácil hoy
por hoy, debido a las diversas condiciones históricas de aquel tiempo.
En tal sentido, la presente obra constituye una interpretación fundamental para comprender el legado de Becaria, como la crítica a la sanción de muerte y los tormentos infligidos a los acusados, entre otros, con respecto al cual se podría llegar a diferentes conclusiones.